Introducción

UN PROPÓSITO QUE PERMANECE

Cada vez que toca afrontar el desafío de convocar una nueva edición de las Jornadas, se deja sentir sobre nuestras espaldas el peso de la responsabilidad. De la responsabilidad por intentar dar lo mejor de nosotros mismos, por tratar de hacerlo bien, por tratar de hacerlo especialmente bien, porque eso es lo que requiere la ocasión.

Como escribió Elias Canetti, “uno quisiera escribir tanto que las palabras se prestaran vida unas a otras, y tan poco que todavía se las tomara en serio”.

Y es que, acometer la preparación de unas Jornadas representa siempre un reto bifronte. Quizá solo por esto, el dios Jano debería ser nuestra más segura referencia.

En su magnífica novela “Los años de aprendizaje”, Goethe desvela el extraordinario amor que el joven protagonista siente por el teatro, hasta el punto de llegar a chocar con su progenitor, cuando éste le impele a ocuparse de los negocios familiares, en un lance que es reflejo de un conflicto más amplio entre pasión y utilidad.

Todos nosotros, convocantes y convocados, como el personaje central de la novela, nos empeñamos en perseverar en el exámen del Derecho regulador de la insolvencia, a pesar de que la utilidad práctica del Concurso parece haber decaído, y éste haber perdido parte del lustre, la importancia y el vigor que llegó a mostrar no ha mucho tiempo.

Pero es que, la verdad sea dicha, bien parece que hemos convertido el estudio del Derecho Concursal en un clásico, al modo que lo definiera Chesterton, como un rey al que no se puede destronar.

Esto no es casual, sino seguramente debido al hecho indubitado de que estas Jornadas, en su redescubrimiento anual, solo aspiran a albergar, a dar cobijo, a la pasión por el conocimiento; en el fondo, desvelan el esmero por el buen conocimiento del Derecho, del Derecho de la insolvencia, como mecanismo que canaliza la frustración del crédito, considerado como uno de los paradigmas del Derecho Civil Patrimonial. Y todo ello con la convicción última de que el conocimiento es un formidable motor del interés.

Quién no ha sentido alguna vez la sensación de que una materia que al principio se le antojaba abstrusa e inasequible, ha ido desvelándose ante sus ojos con interés creciente, a medida que la ha ido conociendo mejor.

Como ha dejado escrito el filósofo, la excelencia no cae del cielo; sino que procede del esfuerzo que la precede.

BAJO UN FORMATO QUE SE RENUEVA

Con este loable empeño, emprendemos una nueva convocatoria de estas Jornadas. Y con la humildad de quien se somete a examen, se presenta esta edición, en la que nuevamente, seguimos introduciendo cambios para tratar de hacer más asequible el empeño por el estudio del Derecho regulador de la insolvencia y más interesante su conocimiento.

La idea de hacer de las Jornadas un foro de encuentro y de participación sigue presente, y no solo se manifiesta en su vertiente más lúdica, haciendo reinar la armonía en torno al ágape; sino también buscando nuevas fórmulas de exposición y tratamiento de la materia.
Así, en efecto, en esta edición, introducimos una variante, atrevida y, por tanto, no exenta de riesgo, para presentar algunas materias bajo la figura de una explicación de carácter eminentemente práctico, precedida de una introducción teórica y seguida de una propuesta de cuestiones a resolver, favoreciendo el casuismo más dinámico.
En esta misma línea participativa, todos los profesionales que se inscriban en las Jornadas dispondrán de la posibilidad de dirigir cuestiones a las diferentes mesas, sobre la materia que sea propia de cada una de las mismas. Estas preguntas se formularán por correo electrónico, con suficiente antelación, para ser tratadas y ordenadas por temas, para su planteamiento abierto en la mesa correspondiente. Por supuesto, como en anteriores ocasiones, los participantes contarán con una obra colectiva, en forma de manual que recoja las intervenciones producidas en las Jornadas.

Y como siempre, por ese apego a la realidad en la aplicación del Derecho que proporcionan los Juzgados y Tribunales, y como también viene siendo habitual, contamos nuevamente con una nutrida participación de Jueces y Magistrados de lo Mercantil, sabiamente combinada con la intervención docente universitaria y la participación de profesionales, al nivel más adecuado.